El amarilis blanco, la flor que caracteriza el perfume original, también está presente en Rosa Excelsa, pero en este caso cede el papel principal a una flor singular: la Rosa Canina Africana. Es la primera vez que esta variedad, suave y opulenta a la vez, se utiliza en perfumería, y aparece complementada con la intensidad del absoluto de rosa de Damasco. Para aportar frescura y un toque dulce, han elegido las hojas de neroli y la flor de papaya. Después aparecen el lirio y el narciso blanco, equilibrados con los destellos picantes y amaderados del sándalo y la cachemira.